Caca Líquida y Caca Apestosa

Caca Líquida y Caca Apestosa

09 julio 2010

Paciencia...


Hola Cacas Mías


Aquí ando yo, muerta de miedo por si viene Torquemada y me inquisiza (el verbo inquisizar, viene de ejercer la inquisición) y me censura. como la FIFA censura prohibiendo la repetición de las jugadas peliagudas. Pero todo el mundo tranquilo que no voy a hablar de futbol, que hasta que no haya selección de Cataluña a mí no me interesará el mundial. Un saludo para el luterano y mi tía Paqui, que seguro que me están viendo desde casa!!! Hoy voy a hablar de algo que nos caracteriza a las leonas, que además de amar ganar, odiamos esperar.

Venía yo hoy en el coche, camino a la oficina, cuando he hecho una reflexión que hago a menudo con mi vida… tal vez las cosas fuesen más sencillas si supiese esperar a que las cosas lleguen por sí solas en vez de empujarlas y tirar de ellas constantemente. Tal vez, y sólo tal vez, algunas cosas/personas me agotarían menos… Quiero ser budista, estar en paz y armonía con el cosmos y dejar que las cosas sigan su curso, como el agua de los ríos, que fluye a su ritmo hasta llegar a su destino de manera natural. Hablo a menudo con mi madre sobre el tema; es algo que me preocupa bastante y ella me contesta con esas frases de madre, que encierran toda una vida de aprendizaje y sabiduría, pero que a los hijos nos joden tanto: “Ya llegará cariño, a ser paciente también se aprende” y entonces me pongo de los nervios. No puedo esperar a que llegue!! Necesito que esté aquí, ahora y ya!!!

A ver si me explico bien, mi impaciencia no es como las de las señoras mayores que viajan en metro los días de lluvia y te clavan el paraguas en las costillas para pasar ellas primero corriendo y coger el sitio, tampoco es la de colarse en las filas ni la de hacer pirulas con el coche… Es algo un poco más enfermizo, de esas que te hace darle siete veces al botón del ascensor, sabiendo que no va a llegar antes, o castañetear con las uñas en la mesa mientras alguien te cuenta los detalles de una historia porque estás deseando oír el final, esa impaciencia que te hace no poder esperar al día siguiente a darle el regalo de cumpleaños a un amigo y bajar a la puerta de su casa y dejárselo pegado con la cinta de carrocero que te sobró de pintar porque ni siquiera puedes esperar a comprar una cinta de embalar que pegue como Dios manda, aunque sabes que no lo encontrará hasta la noche y que podrías ir perfectamente.

La misma clase de impaciencia que hace que coloques los vinilos de la pared de tu casa a matacaballo, metiendo prisa a tu ayudante porque no puedes esperar para ver el resultado. La misma clase de impaciencia que te hace enfermar cuando sabes que no puedes hacer nada para que las cosas pasen o no pasen y tienes que esperar. El tipo de impaciencia que te hace odiar a tu madre cuando te dice que con el tiempo todo llega, aunque en el fondo sepas que tiene razón, porque ya has descubierto que, aunque te joda, al final todas las madres siempre tienen razón porque al parir les dan el libro con las verdades universales de la vida.

Y así ando yo, esperando a que lleguen un par de cosas a las que sé que tengo que esperar, esforzándome por ser sabia como mi madre y no explotar en el intento. Esforzándome por no provocar que las cosas pasen o no pasen y dejar la manzana madurar en el árbol. En fin… Me voy pa comé que tengo un hambre voraz con tanta ansiedad de esperar

Besos, besetes y besiños


Zurraspa a Feira

2 comentarios:

  1. Ves como no creo en el horóscopo?? Yo tengo una paciencia infinita, aunque es verdad que no siempre la tuve... Yo soy más de compulsividad, me gusta algo, lo quiero, lo quiero ya, lo quiero tol rato, y ya no lo quiero más. Pero soy paciente.
    Una paciente compulsiva, hala, inventao!

    Tú, zurraspa, eres más del estilo kk líquida... Será la edad??

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  2. Santa paciencia!!! eso es lo que dice mi madre, que con los años se aprende... Ahú que resaca, que pena no poder hablar de esa cosa que pasó ayer!!! jaja

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